sábado, 19 de septiembre de 2009

YO


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UNA HISTORIA COMO TANTAS

Hace mucho tiempo, en un lejano pais, vivía una hermosa princesa... Así comienzan todas las historias para niños que yo leía.
Pero esta historia no ocurrió hace mucho tiempo, tampoco en un lejano pais y por supuesto yo no soy una hermosa princesa...¿Cómo pretender entonces que esta historia termine en un "...y vivieron felices para siempre."?.
Para siempre parece mucho tiempo. La felicidad parece muy lejana. El príncipe de la historia nunca apareció. ¿Como escribir una historia entonces?.
Tal vez deba recomenzar. Tal vez deba olvidar los cuentos de hadas. Al fin y al cabo las hadas no existen, ¿cómo podrían ellas escribir historias?.
¿Cómo comenzar entonces?. ¿Cómo continuar?.
Si escribo la historia de mi vida sería demasiado conflictiva.
Si escribo la historia que quisiera en mi vida sería demasiado ilusoria. Tal vez una historia utópica.
¿Existe la utopía?, ¿ese lugar perfecto pero inalcanzable?.
Si escribo una historia utópica ahora, olvido la mía por un momento.
Pero... ¿y después?...

domingo, 13 de septiembre de 2009

¿CÓMO ESCRIBIR UNA HISTORIA SENCILLA Y CON UN FINAL FELIZ?

Quiero escribir una historia, pero no sé por dónde empezar. Tampoco sé cómo seguir. Mucho menos sé cómo terminarla.


Quiero escribir una historia; tal vez la historia de mi vida. Tal vez solo una historia.


Esta es una historia que comenzó hace mucho, cuando el tiempo no era tiempo, cuando la vida no era vida, cuando el mal no existía.


¿Cómo llegó hasta ahora?... no lo sé. Pero aquí está. Esta angustia, este dolor, esta insensatez y estos sentimientos que no son nada. ¡Mentira!. Son todo. Es la vida, es la lucha, es dolor y alegría. Es llanto y sonrisas. Es AMOR.


Dicen que el amor lo creó Dios. Dicen que el amor provoca felicidad. Dicen que el amor es compasión y ternura, que es delirio y delicadeza.


Dicen... dicen tantas cosas. Yo creo que el amor es el arma más eficaz para hacernos daño porque nos deja vulnerables. Más aún cuando es un amor profano, censurado, inadecuado, insensato y tonto. Sí; también hay amores tontos. Que nos dejan ese mal sabor en el alma. Ese dolor en el corazón. Esas ansias de seguir y de parar. De luchar y de rendirnos.


Es una historia vieja. Pero nueva. Nueva y reciente. Por eso tal vez duele más. Porque es vieja y sabia, pero nueva e insensata.


Dicen, dicen, dicen... ya no se lo que dicen. Solo sé lo que sé; y esto es que escribir tontas historias siempre me ha ayudado.
Esta es una historia tonta que no se como seguir. Pero prefiero terminarla... Pero tampoco sé cómo, pues no se como comenzó.
¿Será posible que la soledad provoque estupidez?. ¿Será posible que la sabiduría sea insensata?. ¿Será posible que la inteligencia no se lleve con la modestia?.
Son tantas preguntas y una sola historia. O son muchas historias en una sola pregunta: ¿cómo vivir la vida y seguir adelante?.
Una historia... Solo una historia... Común y corriente. Sin sobresaltos, sin dolor, sin angustias, sin pesar... sin amor. ¿Sin amor?.
¿Es posible la vida sin amor?. No lo sé. Pero esta clase de amor no lo quiero en mi vida...
¿Cómo seguir?. No lo se.
¿Pedir consuelo, comprensión? ¿A quien?.
No se como comentarlo, consultarlo, discutirlo. Solo se escribirlo.
¿Me consuela?. Tal vez.
¿Me ayuda?. Es posible.
Una historias como tantas, pero nuevamente se trata de la mia.
Una historia como tantas y como pocas y como ninguna o como todas...


viernes, 11 de septiembre de 2009

CARLA

Carla tenia siete años, jugaba en el patio de la casa de su abuela. Soñaba que cuando fuera grande sería alguien importante. Importante para alguien.
De repente llega su tía. -Bañate y cambiate de ropa, le dice,-Y no llores. Tu padre murió y tenés que ir alvelorio pero, ¡No llores!, tu madre te necesita.
Se encerró en el baño y lloró; lloró mucho. Total nadie la veía. Amaba a su padre y ahora no estaba. ¿Cómo podía seguir ahora sin él?. Lo iba a extrañar mucho.
Pero... no podía llorar. Secó sus lágrimas, se bañó, se vistió y salió como si nada hubiera ocurrido.
Llegó a su casa. No parecía su casa. Estaba llena de gente. Algunos conocidos, otros no sabía de donde habían salido.
Pero ahí estaba su madre. Nunca la había visto así. Llorando desconsolada, se notaba su dolor. Se sentía su dolor.
Se acercó, le dio un beso. Pero, no lloró.
Más tarde entro en el cuarto de sus padres. No lo reconoció, no había nada en el cuarto, estaba vacio. No había cama, ni mesa de luz, ni cómoda. En el centro, metido en un cajón de madera estaba su padre, parecía dormido, se veía tan sereno.
Recordó que unos días atrás su padre se había enfermado. Estaba siempre en la cama, parecía cansado.
Le gustaba entrar al cuarto y hablar con él. Siempre la miraba con una mirada especial, como si ella fuera muy importante; la miraba con alegría,.Nunca conoció la rabia en sus ojos. Ahora estaba ahí y no la miraba. No abría sus ojos. No le hablaba. No la miraba con alegría. ¿Volvería alguien a mirarla con alegría?.
Quiso besarlo. Siempre lo besaba cuando entraba al cuarto a verlo. Lo beso en la frente, como lo hacía él.
Pero... estaba frío. Su padre estaba frío, parecía una piedra.
Sintió ganas de llorar. Llorar mucho.
Pero no podía; llorar se le había prohibido...